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Otros poemas lunfardos



Al descubrir estos poemas lunfardos, sólo podemos expresar:  ¡GENIOS!









            QUE MERZA ( Felipe H. Fernandez (Yacaré

                                       ¡Que merza de gilurdos la parolan shofica,
                                        catando para la rafa el bandolión, la biaba
                                        o el parlamento reo, mishio de una garaba
                                        sin manyar ni caballo que el reaje la chica!
 Hay un gil que me quiere preparar un trabajo,
  y yo...canchero viejo, voy a darle un poroto
    por gilimursi, yutto, por vichenchino y choto
a ver si con un verso rantifuso lo fajo...
Como yo no coceo ni medio de piernadas
puede ser que si bata mucha mugre me achique,
por lo que voy a darle pelota, bola o dique,
para que se venga al humo con todas sus ranadas.

Yo a la mina le bato paica, feba, catriela,
percanta, cosa, piba, budín o percantina:
chata, bestia garaba, peor es nada o femina,
cucifai, adorada, chirusa, nami o grela.
A la guita la llamo sport o ventolina,
menega, mosca, duros, shosha, morlacos, vento,
nales o bataraces, gomanes o "elemento",
mangangás o guitarra, es decir meneguina.
Cuando calo un vichenso, le bato gil, pipiolo,
turro, otario, pangrullo, gilimursi o batata;
vichenchino, gilurdo, codeguín, papanata,
marmota, zanagoria, salamín o chingolo.

Al chorro o al lancero tiradente o choriso,
punguista, escarbadiente, o L.C... y al pescado
yuta, tira, o l "la viuda", batidor, remanyado,
que engayola al más pierna y lo faja al más guiso.
Al chamuyo le bato parlamento o parola
a la busarda, bagre, bullón o mondonguera,
a la jaula cotorro, bulín o pichonera
y así por el estilo sigue siempre la bola.
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ELLA SE REIA ( Enrique Cadícamo)
Ella era una hermosa nami del arroyo.
El era un troesma pa´usar la ganzúa
Por eso es que cuando de afanar volvía
ella en la catrera contenta reía
contenta de echarse dorima tan púa.
De noche él robaba hasta la alborada
De día dormían los dos abrazados
Hasta que la yuta lo requería
lo alzó de su saca... Y ella se reía
mientras a Devoto iba el deshichado.
Tras la negra reja de la celda, el orre
                           a su compañera llorando batía:                                 
"¡Por vos me hice chorro! ¡Quereme paloma!..
Pero, indiferente al dolor del choma,
alzando los hombros, ella se reía...

Pasaron los meses... Vino la sentencia...
Pa Tierra del Fuego al punta embarcaban
a las seis en punto de una tarde fría...
A las siete, ella se apiló a otro rufa;
a las ocho, andaba con él de garufa
y, al sonar las nueve, curda se reía...



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