Mis Malvinas

encarnado y presente los momentos que su generación vivió…
“… recuerdo el 2 de abril de 1982 haber concurrido a una reunión musical donde se mencionó el desembarco y la toma de las islas, y todos comenzaron a saltar de alegría y a corear nuestro himno como si se tratara de un campeonato de futbol.
Mi mente solo aceptaba una pregunta ¿ y ahora que pasará? . Los días posteriores dieron razón a mis temores. Día tras día leía y escuchaba todas las noticias, radio, diarios, televisión para saber el curso de la guerra. Cada noticia, cada misil, cada pèrdida caía sobre mí como si estuviera en el campo de batalla.
Pero esta editorial tiene otra finalidad: la de cuestionar cuanto tiempo hemos perdido, cuanta estrategia rayana en la impericia , cuanta política improvisada e ineficiente. Que poca mirada al futuro.
Antes de la guerra, había maestros y otros argentinos viviendo y trabajando en las islas. Que ideal hubiera sido realizar un trabajo de hormiga, silencioso desde lo político y lo estratégico, aportando cada vez , más personas y tecnología. Estoy seguro que podrían haberse formado muchas familias y hoy sus hijos, nuevas generaciones, nueva mezcla de identidades tendrían un pensamiento diferente sobre la soberanía. No estaríamos pasando esta triste realidad y no estaríamos llorando a nuestros muertos.
No es tan exacto que las generaciones pasadas fueron mejores. No podemos jactarnos de ello, si miramos todos los errores que se han cometido. Y no hablo en especial de la gente, del pueblo, hablo de aquellos políticos que erraron el camino de la inteligencia y de la sensatez. Vaya uno a saber como se maneja la mente humana sentada en el sillón del poder.
Ya sea por cuestiones domésticas o por causa nacional creemos que no es tan fácil torcer el rumbo y lograr que haya una negociación. Nada a las decenas de resoluciones de diálogo. OJALA ME EQUIVOQUE pero hay que mirar a futuro, pensando en un serio y habilidoso plan para obtener resultados de aquí a 30 o 40 años más,. Muchos de nosotros no vamos a ver esa integración, pero siempre en la historia de los grandes hubo un presente para el mañana. Y Argentina es grande, es mi país, es mi casa. Para ello nuestros políticos deben sacarse la armadura de combate , dejar de chocar por posiciónes personales y pensar realmente en una integración hasta que los cambios se vayan produciendo por el transcurso del tiempo.
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